
Domingo 30 de Enero de 2011.
A las 8:30 de la mañana nos  encontrábamos un grupo de intrépidos Espartanos dispuestos a todo. Alli  estaba Ilse, la Gacela de la Selva negra, Valentín, Rey de la Montaña,  Eduardo, padre Carras, Fran Coronel Tapioca, Isa, nuestro compañero de  nerja Daniel, Sylvia Silvestre, y yo mismo, Juan Antonio, Señor de  Cahorros, y Corsario de la Almijara. En Frigiliana, donde calle San  sebastián termina, y se llega al Ingenio, con el Bar Virtudes a nuestra  derecha, nos encontramos, dejamos algunos coches aparcados, y en un par  de ellos, nos dirigimos a la cercana aldea del Acebuchal, desde donde  parte nuestro peculiar periplo por la Sierra.

El reloj marcaba las 9 en punto cuando iniciamos la marcha por el  cauce casi siempre seco del arroyo del acebuchal, por donde discurre  también la llamada Puerta Verde de la Almijara; aunque algunos cientos  de metros más arriba, el efecto de las últimas lluvias se dejó notar, ya  que algo de agua corría por alguans partes del cauce,  aunque  insuficiente como para entorpecer la marcha, o tan siquiera mojarnos.
Durante la primera parte del trazado, recorremos el mismo camino que  durante cientos de años han recorrido tanta gente del campo, que desde  Nerja, Frigiliana y Torrox se dirigían hacia la zona de Granada. Es por  ello que encontramos las ruinas de numerosas ventas, algunas mejor  conservadas que otras,  que en su tiempo, sirvieron a éstas gentes para  hacer un alto en el camino, refugiarse de las inclemencias  meteorológicas, tomar una jarra de vino,...

Una vez que salimos del arroyo, el sendero se empina un poco más,  para alzarnos hasta la pista que en 500 escasos metros y en ligero  descenso nos deja en la Venta Cebollero. Ante nosotros, se abre una  bifurcación, por la izquierda continúa la pista, a la derecha el arroyo,  siendo éste último nuestra elección. Aunque por ambos podemos llegar al  collado blanquilla, pero éste que tomamos es el más corto, pero también  algo más empinado. La subida comienza suave, pero a medida que  avanzamos se va haciendo más y más dura, durante ésta, se aprecia en las  rocas del suelo un color rojizo, fruto de la precipitación de un  componente 

retardante que echan para en el caso de incendios el fuego  tarde más en avanzar, hasta que alcanzamos el collado que nos brinda una  fabulosa imagen del cisne como telón de fondo y del alto higuerón. En  éste mirador natural, hacemos un breve reagrupamiento y la foto de  "inicio" de Ruta. Desde aqui, la vista acanza la cresta de los civiles,  el lucerillo y el lucero, el cisne y su cresteria, la sierra de enmedio  al completo, el fuerte, el pichirri, el cerro de los monederos.

Trás éste primer calentón, continuamos por un sendero que va  llaneando por la ladera oeste del valle, acercándonos a la venta camila,  y al inicio de otro sendero mítico, el de la cresta de los civiles,  antes de llegar a éste, el camino vueve a dividirse. Meses atrás cuando  estuve por aqui con eduardo, el profeta del tajo gomer, tomamos el  desvio de la derecha, hacia el puerto de los umbrales, que rodea al  cisne por el sur, y que resultó ser la versión mini de ésta travesía que  hoy realizamos, por lo que hoy tomamos la pista que sigue a la  izquierda, hacia el barranco de las angustias, donde superaremos 350  metros de desnivel en algo mas de 2 kilometros.
Durante la ascensión, dejamos a nuestra izquierda la famosa venta  panaderos, y a un ritmo contínuo pero sin excedernos, llegamos al puerto  de frigiliana donde estaremos a unos 1200 metros.

En éste punto  retomamos el mismo camino que dos semanas atrás nos llevó a cruzar la  cadena, piedra sillada y salto del caballo, así que igual que entonces,  tomamos un sendero como alternativa a la pista, que nos ahorra 1  kilometro de recorrido, éste se coje junto al puerto de frigiliana,  segun subimos por las angustias, lo tenemos al llegar a la pista a la  derecha. Básicamente, el carril hace dos curvas tipo herradura, y éste  sendero nos evita una de ellas.
Al volver a entrar al carril, aprovechamos para hacer unas fotillos,  donde hace dos semanas un mar de nubes se extendia bajo nuestros pies,  hoy un dia claro, nos dejaba ver la sierra de las nieves en la lejanía y  todo el litoral malagueño. Allí el Padre Carras, subido a un peñasco  oraba por que la ruta no acabase con nosotros.
Tras las fotillos y un breve bocado, continuamos ascendiendo hasta los  1500 metros, dejando el inicio de la cresta del cisne a nuestra derecha,  y poco más adelante la cadena a nuestra izquierda.

Llegando a  éste punto, aunque no disfrutamos de la nieve, si pudimos hacerlo con  los carámbanos que se habían formado en la cara norte del corte del  carril.
Ya desde éste punto, comenzaba el largo descenso hacia el río  Chillar, habíamos abandonado hacía rato la cuenca de su hermano el  Higuerón, y ahora nos dirigíamos al nacimiento del Chillar. Desde donde  nos encontrábamos, El Cuervo, la visión era cuanto menos espectacular,  comenzando por la izquierda, teniamos una concatenación de puntos  interesantes, la Cadena, Piedra Sillada, Ventosilla, Cabañeros,  Navachica, Tajos de la Mina Sol y Almendrón, Cielo, y el mar  mediterráneo al fondo a la derecha. Impresionante.

A medida que perdemos altura, el carril se va poniendo más  complicado, e intransitable para cualquier tipo de vehículo que no sean  un par de pies, o de pezuñas.
Casi sin darnos cuenta, estábamos a los  pies de la piedra sillada, y un pequeño arroyo descendía de vete a  saber donde, éste es uno de los tres que forman el Chillar, un poco más  allá, nos cruzamos con el segundo, donde nos hicimos una fotillo más  todo el grupo, y finalmente, un tercer arroyo, donde éstos tres se  juntan, forman el Chillar.

A partir de aqui, el carril está totalmente cerrado por la maleza,  asi que haciendo honor a mi denominación, Corsario de la Almijara, y a  que ya había venido anteriormente a la fábrica del imán, fui abriendo un  poco el paso, hasta llegar a ésta, donde contemplamos lo que de ésta  fabrica queda, unas tristes montoneras de piedras donde antaño había  tabiques, poco más.
Como el sitio no era de lo más apropiado para comer, se propuso  llegar al cortijo del imán, al que a buen ritmo no nos tomaría mucho  tiempo, y aunque el hambre ya se notaba, proseguimos hasta éste punto.

El  primeramente camino  (aunque muy cerrado) y luego sendero, tiende a ir  bajando, ya que la fábrica está a 1000 msnm, aunque los tres o cuatro  repechos se notaban bastante a la hora que era, pasadas las 14:30, el  cuerpo pidiendo combustible, y los kilometros que ya llevábamos. Con  todo y con eso, no quedaba más remedio que pararse cada dos por tres  para admirar las estalactitas en la ladera frente a nosotros, al otro  lado del rio, o los impresionantes tajos a nuestra izquierda que  parecían caer desde el cielo sobre nosotros.
Por fín divisamos el cortijo frente a nosotros, sólamente un mar de  aulagas se interponía entre éste y nosotros, asi que por el sendero, con  unos zigzags de vértigo, y las aulagas que te agarraban por todas  partes, como queriendo evitar que llegásemos a nuestro destino y un  grito de ¡¡¡ESPARTANOS!!! fuimos bajando hasta el que en sus tiempos fue  un importante cortijo, del que solo quedan varias paredes, y el horno,  que está practicamente intacto.

Allí a los pies de S.M. El Almendrón, almorzamos, al abrigo de las  paredes del cortijo. Algo que nos dolió mucho, especialmente a mi que  frecuento tanto esta Sierra, fue encontrar restos de domingueros y casi  una botellona en el interior de las ruinas. Es una pena que un lugar tan  inaccesible, al que no llega casi ningún senderista, esté con restos de  basura de 4 domingueros. (lo único bueno que se les  puede achacar es  que por lo menos por pasar ellos, el sendero no se termina de cerrar).
Desde éste punto, una vez repuestos, la bajada se hizo de forma  fulgurante, ya que aunque aun faltaba para que oscureciese, pero no  podiamos perder mucho tiempo. En pocos minutos habíamos recorrido los  algo mas de 3 kilometros que nos separaban del río, que hasta ese  momento habia sido mi gran preocupación, ¿como nos encontraríamos el río  tras las lluvias?¿podríamos ir junto a su cauce durante el kilometro  que nos separaba de la presa sin mojarnos? Enseguida todo quedo  resuelto, y es que aunque llevaba algo más de agua que la ultima vez, no  era tanta como yo pensaba, y pasamos sin problemas, aun teniendo que  cruzar el cauce varias veces.

Ya desde la presa, todos conocemos el camino, y la sierra de  enmedio, fuimos bajando paralelos al rio primeramente por su margen  derecha, segun miramos hacia la desembocadura, y posteriormente, tomamos  el sendero que sale también por la derecha, y evita un tramo complicado  del río, y que se cruza con el sendero de la sierra de enmedio que  tomaremos.
A las alturas de ruta que estábamos, la subida fue como un estoque  para la mayoría, Valentín e Ilse tomaron la cabeza del grupo, y los  demas subiamos como podíamos, unos de rodillas, otros a cuatro patas,  uno levitando  ;)
La senda de la sierra de enmedio, tras la subida inicial, que nos  hace ganar una altura considerable, se va manteniendo en una sucesión de  toboganes, sucesivas bajadas y subidas, hasta que llegamos a la  divisoria donde volvemos a ver el rio higuerón. Atrás queda el Cielo, el  collado del apretadero, la cuesta de los galgos,...
Aqui en ésta parte, Valentín haciendo honor a su nombre, y a pesar del  cansancio que también notaría, (aunque a veces tengo dudas si realmente  se cansa), llevó su mochila y la de silvia, que llevaba el tobillo algo  hinchado de algún golpe o un mal apoyo del pie.

Ya sólo quedaba bajar al río, alcanzar la poza de Batán, y subir por  la senda excavada en la roca hasta Frigiliana, donde tras nueve horas  de ruta, 30 kilometros y una velocidad de algo más de 3,5 km/h sin  contar las pocas paradas que hicimos, llegamos a nuestro destino, y tras  recoger los coches del acebuchal, disfrutamos juntos de unos cafés  calentitos, colacaos, y algun tanque de cerveza.