Aprovechando las ultimas nevadas en los días previos, nos acercamos Javier y yo al pueblo de NIgüelas
desde donde parten varias rutas de subida al caballo. En nuestro caso, tras superar casi 1000m de desnivel en 9kms por una aceptable pista,
llegamos al inicio de ruta, donde al poco de ascender, ya nos tuvimos que calzar los crampones
ya que la nieve estaba bastante dura,
y habia que avanzar con todas las garantias.
Lo mejor de las rutas invernales, y sobretodo de haber empezado tan temprano,
es que uno mismo va analizando el terreno, y trazando la ruta sobre la nieve prácticamente virgen.
Asi fuimos buscando ir ganando altura de forma mas o menos progresiva, aun teniendo que faldear zonas de mucha pendiente
ayudados en todo momento del piolet, y mientras observabamos como las nubes se agrupaban a nuestros pies
formando un mar de nubes inmenso.
ya en el tramo final, tuvimos que superar dos rampas de muy fuerte pendiente
y nos alcanzó un esquiador de montaña, aunque no sería el único montañero con el que nos cruzariamos.
Ya en la cima, las vistas hacia el Veleta, al fondo, y los Tajos de la Virgen, el Tozal del Cartujo, etc...
más a la derecha, se distingue perfectamente el Mulhacen y enmedio de la foto, asoma levemente el Alcazaba.
El descenso lo hacemos por otra loma, la de los tres mojones,
donde rápidamente nos adentraremos en el mar de nubes, por lo que avanzaremos con una densa niebla, que nos deja escasos 30 metros de visibilidad.
Tras alcanzar el carril que desde donde habiamos dejado el coche, llega hasta los cortijos de Echevarria, regresamos al punto de inicio
donde ya, una vez concluida la ruta,
disfrutaremos de un regreso con un mágico atardecer.
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