Desde la covacha conocida como "La Ermita" comienza el descenso del cañón de La Garganta Verde
ya llegando a éste punto de inicio se puede contemplar la grandiosidad del paraje donde nos encontramos
las altas paredes hacen que parezcamos tan poca cosa,
mientras, de la bóveda de la ermita gotea agua, nos tomamos alguna barrita y nos hidratamos,
para equiparnos a continuación
y comenzar a caminar hacia el interior de la garganta, que nos espera con éste "puño"
para tras un poco de progresion horizontal, y algunos destrepes
llegar al primero de los rápeles
donde bajamos al hueco entre la pared y esa roca empotrada
en breve, alcanzamos el segundo rápel, con un delicioso baño de agua con cierto bouqué a huevo podrido
aun asi, descendemos y cruzamos el aromatico charco
Al segundo rápel le sucede un tercero, con un poco de volado por el lado donde lo hicimos,
y que a algunos les costó un poco más de la cuenta
Pasamos a continuación a un tramo de progresión mas horizontal,
donde se suceden tramos llanos, con destrepes,
zonas más abiertas, con encajonamientos brutales
ahora toca cruzar otro charco, algo más limpio
y con bonitas formaciones
durante el trayecto, encontramos en diferentes puntos hasta tres cabras muertas, con el consiguiente mal olor durante varios cientos de metros
En ésta foto, un fósil de una concha que un compañero localizó en una de las rocas,
El cañón vuelve a cerrarse,
a abrirse,
y cerrarse de nuevo
y tras un rato caminando,
llegaremos al último de los rápeles
donde pasando por la derecha, evitaremos mojarnos por encima de los tobillos
ya la noche se nos echa encima
hemos superado todos los rápels
y en la oscuridad, Angel encuentra este tremendo sapo
Llegamos ya al último tramo, donde el arroyo Bocaleones termina su periplo subterraneo, para salir a la superficie
y acompañarnos hasta el final del recorrido.
Ya por aqui, caminamos con los frontales encendidos
refrescándonos en algunos lugares, hasta casi el cuello,
en unas aguas tan gélidas como cristalinas
una fotillo con casi todo el grupo
y terminamos las zonas angostas
para pasar a un bosque de galería
por donde caminamos unos centenares de metros, hasta pasar bajo el antiguo puente romano, y salir del agua unos metros pasado éste.
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